domingo, 21 de octubre de 2012

El corazón ya va mejor, sólo me duele cuando late.



No quiero que suene a despedida. Esto no se ha acabado, aunque en realidad, ni siquiera sé cuándo empezó. El mundo ha vuelto a dar un giro, y yo me he quedado fuera. Lo siento, te sigo echando de menos. No encuentro la forma de perder la costumbre. Esa voz que me dice que ya no estás es la misma que antes me decía los segundos que quedaban para volver a verte. Yo me sigo preguntando cómo pudo cambiar todo en un puto segundo, cómo se puede joder una vida en tan poco tiempo.

Déjame que te diga que yo todavía me pongo nerviosa cuando estás a cerca. Déjame que te diga que yo todavía me sigo preocupando por si estás bien o si estás mal.
Déjame que te diga que yo todavía te escucho en la música, y que la música de mi guitarra todavía lleva tu nombre.
Déjame que te diga que todavía sigo llorando a escuras...por ti.

El corazón ya va mejor, ya solo me da punzadas. Los complejos siguen quemando, o a lo mejor somos nosotros mismos que nos enseñaron a juzgar el físico antes que el corazón, a no sentir con los ojos cerrados. Nadie me enseñó a traspasar cuerpos, y a mí eso me lo enseñaste tú...y mi ídolo.

-Eres guapa. Eres fea. - Las dos ideas se relacionan y se matan a tiros por dentro, pero dime, ¿qué mierda importa la que gane si no le gana el corazón? NADA. Seamos lo que sentimos. Seamos las sonrisas que regalamos y no las sonrisas que escondemos. Quizás, ese es precisamente el mayor error que podamos cometer.

"NO LE MIRES A LA CARA, MÍRALE A LOS OJOS Y EL CORAZÓN HABLARÁ" - me decía. Y así fue precisamente como me enamoré de ti. Y lo demás ya no importaba.

Por favor, prométeme que no te duele, porque si a ti te duele, a mí me duele más todavía.