Apareciste de repente en mi vida sin saber por qué. Entraste despacio, sin hacer ruido, poco a poco, y sin saber cuándo ni de qué manera me enamoré de ti. Mi corazón latía a un ritmo normal, ahora todo va deprisa, muy deprisa y sin ningún descanso. Antes todo estaba negro, ahora todo es perfecto y nada está pintado de color gris. Veniste y arreglaste mi mundo, lo mejoraste y ahora sólo tú vives en él. Por eso te pido que nunca te alejes. Mientras tanto, yo sigo aquí...
...contando los segundos para volver a verte.
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