miércoles, 27 de febrero de 2013

Ella.


Ella vivía con el enemigo en casa, tan cerca, que compartían la misma habitación. Espejo, le llamaban. Ella se acostaba todas las noches llena de ilusiones y amanecía con un montón de sueños rotos. Ella se enamoraba de miradas y sonrisas, no de modas ni apariencias. Ella lo daba todo sin pedir absolutamente nada, quizás por eso a veces se sentía tan vacía... y sólo podía llenarse con un abrazo de la persona que le salvara la vida. Sonaba a despedidas y a canciones tristes, y por cada acorde olvidaba una cicatriz. Ella escondía tantos miedos, que daba miedo pensar en lo mucho que le dolía. Ella soñaba con cantar fuerte mientras otros la señalaban, y ahí sin ganas, ahí con las cadenas apretadas, y las manos frías vestidas de invierno, con los ojos cerrados y los párpados muy abiertos, en llamas y ardiendo, ella no lloraba.

Ella todavía, seguía sonriendo...

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